DIOS AMA, EL HOMBRE MATA.

Si ha algo hay que culpar por mi aficción al comic, y sobre todo al mundo mutante, sin duda es a la novela gráfica: "Dios ama, el hombre mata".
Guionizado por Chris Claremont y dibujado por Brent Anderson. Al ser publicado como novela gráfica, se liberaba de ciertos límites del comic book normal. Gana peso la historia y la profundidad de la misma frente a la linealidad y simpleza del comic normal. Y a su vez, no estaba sujeto al código de censura imperante.

Por ello, nos encontramos ante una obra poderosa e impactante. Ya en sus primeras páginas, presenciamos el asesinato de 2 niños cuyo delito es ser mutantes. Y, como, si no tuviera suficiente fuerza la puesta en escena de la ejecución de los niños. La viñeta de sus cadáveres colgados de unos columpios nos avisan que estamos ante una historia que nos quiere contar más allá que la clásica aventura superheroica. Y así se desarrolla.

El reverendo Stryker, con la Biblia en mano, lidera la Cruzada Mundial Evangélica: el exterminio de todo aquel ser humano que presente alguna mutación. Para ello se rodea de un ejercito privado sin ningún tipo de limitación moral a la hora de tratar a los mutantes. Pero su finalidad es el genocidio mutante. Con un ambicioso plan, captura a Xavier, lider de la Patrulla X, y lo convertirá en el Judas mutante. Solo al final, y con la intervención de la Patrulla para liberar a Xavier, la sociedad que se había mantenido al margen decide actuar ante la locura de sus actos.
Los personajes y situaciones son cercanas a la realidad. Lejos de los superpoderes y fantasias.
El reverendo Striker es un fanático como los hay en cualquier religión o doctrina. Al cual, un accidente del pasado unido a su retorcida manera de entender la religión; le dan el sentido de su existencia. Los mutantes se nos presentan lejos de sus gestas de salvar al mundo o librar batallas con enemigos imposibles. Al contrario, van a clase de baile y realizan actividades que cualquier otro humano haria. Especial mención al mutante Magneto. Un señor viejo y cansado, pero aún con el objetivo de conseguir una supremacia mutante para acabar con la masacre y discriminación hacia ellos. Pero el mensaje queda claro; los fanáticos no se detendrán ante nada ni nadie por conseguir los deseos de su lider. Aún cuando ello implique eliminar a cualquiera que se cruce en su camino. Y solo la sociedad, en este caso las fuerzas del orden público, les pueden detener. No se puede esperar a Heroes o Superheroes que salve lo que la sociedad deja incubar por su desidia y despreocupación.
En fin, una obra recomendable sin que sus más de 20 años a la espalda le deje perder un ápice de interes.
Un saludo desde la Oscuridad!.